Lugares de interés

La Hacienda de Oculixtlahuacán está rodeada de lugares de belleza natural y de parajes que evocan su historia. Oculixtlahuacán es el nombre prehispánico del lugar cuando nuestros pueblos tenían un autogobierno en el que participaban los nobles del calpulli de Oculixtlahuacan con los nobles del altepetl de Iguala y de Tepecoacuilco. Después de la invasión española y la usurpación que hicieron de territorios nahuas, ésta fue una hacienda cañera que producía piloncillo. Después de la independencia La Hacienda pasó a ser pueblo.

a.    El pueblo.

 

 El centro cívico del pueblo -comisaría municipal, kínder y cancha del pueblo-.

La plaza cívica del pueblo es el espacio donde se ubican la comisaría municipal, la casa del maestro, la cancha del pueblo, el jardín de niños, la cárcel que está debajo de la comisaría, el centro de salud y algunas casas del pueblo.

         La comisaría municipal, a cargo del comisario municipal, es el centro de la plaza cívica del pueblo donde se reúnen los ciudadanos cuando son convocados para tratar los temas públicos de interés general. Tradicionalmente allí se congregaban sólo los varones. El salón de juntas está en un piso alto al que hay que subir por unas gradas empinadas. Las mujeres no asistían; sin embargo, contrario a lo que pareciera, su opinión siempre ha sido indispensable. En la comisaría los ciudadanos son convocados para conocer los asuntos de interés general del pueblo. Allí se socializaba la información disponible, se discutía y se decidía cuándo se volverían a reunir para llegar a un acuerdo. Por la noche, al fogón de la cocina, los hombres platicaban estos temas con la familia. Las mujeres conocían entonces del tema y luego lo platicaban en el lavadero. Así se iba formando opinión. Lo que las mujeres tenían que decir era conocido por los varones y pesaba mucho en la decisión que ellos tomaban en la comisaría.

La cancha de basquetbol, especie de zócalo del pueblo, es donde los jóvenes y señores se reúnen para “echar su cascarita”. En la esquina principal de acceso a la plaza cívica está la casa que fue de los abuelos. En la pared que da a la cancha tiene un pretil que sirve de banca. La gente allí se sienta a descansar en convivencia, a “humar” su cigarrito, a “matar el tiempo”, a saludar a los que por allí pasan, y sirve también como punto de reunión para los trabajos del pueblo.

El amate y la iglesia

El otro centro del pueblo es donde se ubican el amate y la iglesia. Es el centro religioso y festivo donde se congrega el pueblo.  El amate es un árbol ya centenario. A mediados del siglo XX era un árbol alto, completo, frondoso y daba fruta dulce y comestible. Eran esferas carnosas grandes parecidas al higo, de color entre beige y morado. A la sombra del amate y en sus alrededores el pueblo ha hecho sus fiestas, ha armado sus plazas de toros, ha organizado sus carreras de caballos, ha organizado sus bailes. El amate cobija al pueblo. La iglesia es donde el pueblo se congrega para el culto católico y para sus celebraciones religiosas.

Desde que hay memoria del lugar Oculixtlahuacán ha tenido siempre un lugar sagrado para el culto. En tiempos anteriores a los españoles, cuando era calpulli, tenía su pirámide ceremonial y en sus ceremonias los sacerdotes congregaban a la población local y a la circunvecina. Cuando Oculixtlahuacán pasó al dominio de los españoles había una capilla dedicada a Señor San José que formaba parte del casco de la hacienda. Desde entonces el esposo de la Virgen es el Santo Patrono del Pueblo. Durante el Virreinato La Hacienda llegó a sostener hasta tres capellanías.

Después de la independencia con la disolución de la hacienda, sobrevino la destrucción de la casa de los españoles, del casco de la hacienda y de su capilla.

En 1942 el pueblo de La Hacienda decidió construir la Iglesia del Pueblo en el lugar donde hoy se encuentra, al lado del amate. La iglesia se construyó con piedra de tepozonal que se llevó de los parajes ‘los palmares’, ‘la loma’ y ‘la copalera’ que queda por ‘la cruz’. El tepozonal es una piedra entre blanca y negrita, fácil de labrar, y al partirla es blanca. En su construcción también se utilizó piedra de la cantera que hay en el ‘Imontepec’ donde la cortaban y desde la transportaban en carreta a la iglesia. El Santo Patrono era sigue siendo San José. Un párroco que atendía el pueblo señaló que la escultura de San José que está en la iglesia es española y probablemente la misma que tenían los españoles en la capilla de La Hacienda.

La pirámide, el casco de la hacienda y el panteón

La antigua pirámide de Oculixtlahuacán fue destruida y con sus piedras y materiales se construyó el casco de La Hacienda. Dicha pirámide se ubica frente al actual panteón del pueblo. Ya sólo queda el basamento cubierto de monte y, si se busca con cuidado, se encontrarán pedernales, flechas de obsidiana y tepalcates.

El casco de La Hacienda o casa de los españoles era contiguo al sitio donde ahora está el panteón. Se llegaba por el camino que iba del Pozo Frio a la pirámide. Hoy día ya no existen ni la pirámide, ni el casco de la La Hacienda, ni el Pozo Frío. Este último hace poco tiempo lo taparon. Y tampoco existe ya este camino.

El casco de La Hacienda fue construido de adobe negro, la casa de los hacendados era de dos pisos, con grandes ventanales. Tenía arcos, era de mampostería y su fachada era de un material parecido al cemento. Tenía establo y trapiche. Se ubicaba en lo alto de la localidad y desde allí se dominaban los campos de cultivo de caña. Su capilla se ubicaba en terrenos donde hoy está el panteón. Cuando tiraron la capilla encontraron, abajo del altar, un ídolo que no se conserva porque lo rompieron y tiraron.

Como Hacienda cañera, el ‘trapiche’, es el lugar donde hacía la molienda de la caña, la ‘casa de calderas’ donde se cocía el melado, la ‘casa de purgar’ es donde se colocaban las formas hasta que cristalizaba el azúcar. Pero además la Hacienda tenía ganado. La ‘casa del jato’. A los becerros, terneras y novillos se les llamaba ‘jato’ como hoy le llamamos ‘ganado a todo el hato, En esta ‘casa del jato’ es donde se ubicaban los becerritos que mamaban y jalaban a las vacas para su ordeña. Allí se guardaban también las monturas. Además del piloncillo, la Hacienda producía maíz y tenía su lugar para las trojes. Tenía su residencia que los peones la llamaban ‘la casa de los españoles’. La Hacienda de Oculixtlahuacán mantenía además hasta tres capellanías y contaba con su propia capilla y ornamentos. El avalúo que en 1801 se hizo del casco de la Hacienda le daba un valor a la ‘Residencia’ de $ 1,613 pesos; al ‘trapiche y casa de calderas’ de $2,275 pesos; a la ‘casa de purgar’ de $474.00 pesos; a la ‘casa de jato’ (establo) de $43 pesos; a la ‘capilla’ de $280.00 pesos; y a las ‘trojes ‘de $43.00 pesos[1]. A precios de 2017 habría que agregar cuando menos mil pesos a cada cifra.

 

 

La residencia de la hacienda fue abandonada en el siglo XIX. Hasta 1940 todavía subsistían algunas paredes de la antigua construcción del casco de hacienda. En la década de los 1940, con el conflicto agrario, la gente se dedicó a demolerla. Arrasaron con toda la construcción y no dejaron piedra sobre piedra. Quienes emprendían esta destructiva tarea posiblemente tenían la esperanza de encontrar en sus paredes o en sus cimientos algún tesoro enterrado. Ahora ni ruinas de la hermosa hacienda quedan. La piedra que de allí obtuvieron se usó para hacer tecorrales.

 

La campana que fue de la capilla de Oculixtlahuacán cuando era hacienda, tiene fundida en ella la inscripción ‘Hacienda Señor San José Oculixtlahuacán’. Aún tañe, pero desde el campanario de un pueblo vecino.

b.- Lugares que nos recuerdan su historia.

Las pilas, las melgas y los apantles

Oculixtlahuacán ha tenido tierras de riego desde cuando era calpulli en el periodo prehispánico. De esa época datan su huey acaxtontli o ‘Pila Grande’[2] y su acaxtontli ó Pila Chica[3], sus apantles y su sistema de riego que sirvió de base para que los españoles lo adaptaran a su sistema de riego con base en las melgas con sus acequias y convirtieran la hacienda en productora de piloncillo, con trapiches para procesar la caña.

Cuando el calpulli de Oculixtlahuacán pasó a ser propiedad de los españoles ellos introdujeron la caña, el trapiche, la molienda, la producción y la comercialización de la panela, así como el modo de producción de Hacienda. La caña no existía en América. Los árabes la introdujeron de Persia y Egipto a su califato de Córdoba al sur de España. Posteriormente los españoles llevaron esta planta a las Antillas y de allí fue llevada a Oculixtlahuacán.

Los apantles prehispánicos pasaron a ser ‘acequias’. Los calpullali de riego pasaron a ser las ‘melgas’, delimitadas por camellones y bordos por los que circula el agua de riego, que alimenta los surcos. Lo que también introdujeron los españoles  fue el cultivo de barbecho con arado. Todo este sistema y proceso de siembra tiene nombre castizo.

La melga es un subsistema de riego que consta de “cuatro fases. Avance: Desde el inicio del riego hasta que el frente de avance llega al extremo de la melga. Almacenamiento: Cuando el agua llega al extremo de la melga y hasta que se corta el agua en la entrada de la melga. Consumo: Esta fase se inicia cuando se corta el agua de riego y termina cuando se infiltra toda el agua en la entrada de la melga. Recesión: Desde el momento en que se infiltra toda el agua a la entrada y hasta que desaparece toda el agua en la melga[4]”.

En los apantles de Oculixtlahuacán canta el agua desde la antigüedad, y todavía hay pozos en los que a las doce del día se escuchan ‘los aires’ tocar melodías encantadas, como sinfonías subacuáticas que hacen perder la noción del tiempo[5].

Los trapiches

Los trapiches. Los españoles que introdujeron la caña construyeron el primer trapiche de La Hacienda para elaborar el piloncillo o panocha que transportaban de Oculixtlahuacán a Taxco. Una parte de esta producción era llevada por el Camino de Asia a la Nao China que zarpaba para Filipinas. Ese trapiche se consideraba uno de los anexos del casco de la Hacienda y se ubicaba en la parte del poblado donde actualmente está el panteón[6]. Después de la independencia, cuando la Hacienda dejó de funcionar como hacienda y las tierras de cultivo se dividieron en melgas con distintos dueños, cada propietario tuvo que hacer su propio trapiche. Cuando en la década de 1960 se dejó de producir caña, estos trapiches fueron desmantelados y se vendieron con sus calderas y molinos. Ahora sólo quedan ruinas de la construcción rústica que tenían.

Las piletas, los lavaderos y los abrevaderos

El agua es de vital importancia para el pueblo. A principios del siglo XX, la gente tenía que ir a la ‘melga del Pozo’ y bajar por una escalera gruesa de madera, para conseguir y llevar en cántaros el agua a sus casas para uso doméstico y asistir a sus animales para que pudieran abrevar. Las mujeres del pueblo tenían que ir a lavar su ropa al río que baja del Almolonga en un paraje situado por la salida a Temazcalapa, al norte de Puente de Dios.

A principios del siglo XX don Celso Sotelo, llevando el agua de la melga del Pozo, construyó las piletas para que el pueblo se surtiera de agua, los lavaderos donde las mujeres fueran a lavar su ropa y los abrevaderos a donde los animales tomaran agua. Estas construcciones comunitarias están ubicadas al norte del poblado, colindan con los campos de riego.

La situación ha cambiado recientemente con la introducción del agua al pueblo; sin embargo, todavía subsisten los abrevaderos para el ganado y se han mejorado los lavaderos, donde las mujeres siguen yendo a lavar su ropa.

La monera, mojonera o mohonera

El mohón o monera es una estructura que sirve para señalar los límites y colindancias de pertenencia o jurisdicción de territorios, poblados o municipios. En los terrenos de La Hacienda confluyen cuatro municipios de la Zona Norte del Estado de Guerrero: Iguala, Taxco, Teloloapan e Ixcateopan. Allí está constuída una mohonera que es una estructura cimentada de piedra estucada. El lugar donde se ubica el mohón es conocido como la mohonera y se llega de La Hacienda siguiendo al norte con rumbo al paraje conocido como los ‘Ranchitos’.

La Hacienda de Oculixtlahuacán funcionó, durante el tiempo de la Colonia, como una hacienda que tenía en su propiedad tierras, trapiches, construcciones y ganado.  Era una empresa agropecuaria que abarcaba el territorio que hoy pertenece a los pueblos vecinos[7] de Tuxtla Cuevillas, Totolapan, San Antonio y Ahuehepan que durante ese tiempo formaron parte de la hacienda en el distrito de Alarcón, cabecera en Taxco, y optaron en 1871 por pertenecer a Teloloapan y a Iguala.

c. Lugares bellos de la naturaleza en su entorno.

Almolonga. La Hacienda está en medio de dos manantiales llamados ‘Almolonga’. Uno está situado al norte de Oculixtlahuacán en la cañada que divide Teucizapan de Temazcalapa. El otro está al sur, al fondo de los terrenos de Tonalapa del Río en terrenos de Coatepec de los Costales en su huerta comunal de mango conocida como la Tequihuerta. El almolonga más cercano de la Hacienda es el que queda al norte. El manantial cae a la cañada en una cascada doble, y alimenta el río que por allí pasa y surte de agua a rancherías y pueblos de La Presa, Totoapa, San Antonio, Ahuehepan y de río abajo. Para la gente de Oculixtlahuacán es un placer el ir de paseo a refrescarse en las aguas zarcas del Almolonga.

 

El Ojo de agua

es un paraje que se ubica al norte de la Hacienda con rumbo a otro paraje conocido como ‛el Balcón’, al que se llega tomando una vereda que sube hacia la montaña. El camino serpentea y antes de subir al puerto donde en lo alto hay una explanada, se pasa por una hondonada muy oscura donde hay zapotes y ceibas. Allí está el ‘Ojo de Agua’.

El Balcón. Luego el camino sube a encumbrar al puerto donde, al frente se divisa al fondo un enorme paredón de roca, como si fuera la pared de un enorme castillo. En medio del paredón, hay una roca de unos seis metros de alto y unos dos y medio de ancho que asemeja una puerta gigantesca que cerrara la entrada al paredón que como castillo se divisa.

Camino por encima de la cornisa      El Balcón.       En la base del paredón al lado de la puerta

Por la parte superior de la enorme roca que tiene la forma de puerta, pasa un camino escarbado en la roca que sirve de pasadizo estrecho en la parte alta, a manera de cornisa, que atraviesa el paredón. Por ahí se puede caminar en fila india y llegar al centro de la pared de piedra por arriba de la puerta monolítica de piedra. En ese punto el pasadizo se hace más amplio y prefigura la entrada a una cueva. En tiempos de la independencia aquí se guarecían tropas insurgentes. A ese pasadizo, o rendija, se le llama balcón porque desde esa altura se goza de una vista espectacular de toda esa zona.

Llegar allí de paseo, verlo de cerca o subirse a la entrada de la cueva evoca historias y cuentos de fantasía como los narrados en Las Mil y Una Noches. Contemplar esta mole, transitar por el pasadizo y entrar a la cueva, impone.

La Piedra Sentada.

Pasando El Balcón, al terminar de subir el camino con rumbo a las rancherías del Potrero y de Amealco empieza ‘La Coajilotera’ –lugar donde hay mucho árbol de coajilote- y, justo arriba de El Balcón, está una enorme roca llamada la ‘piedra sentada’ ubicada en la cima, al filo del cerro, como si hubiera caído del cielo. Desde La Hacienda se alcanza a ver la Piedra Sentada.

El Puente de Dios.

Saliendo de Oculixtlahuacán desde el panteón con rumbo a Temascalapa se baja por el camino hacia la barranca por donde pasa el río que al norte cruza por el Almolonga y al sur se sigue por Ahuehuepan. Cuando llueve y crece el río se dificulta atravesar de un lado a otro la barranca. Allí la naturaleza proveyó de un puente. Dos rocas, una de cada lado del río, cayeron hacia el centro y una detuvo a la otra formando un puente natural. La gente de La Hacienda le llama a este paraje ‘Puente de Dios’.

El Calvario.

Al Norte, muy cerca del poblado está un cerrito, llamado el Calvario, desde donde se divisa perfectamente La Hacienda. En la cima se construyó una pequeña capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe. Es el lugar adecuado para ir a dar un pequeño paseo, desde allí contemplar el pueblo o por la noche ir a divisar las estrellas. Cuando hicieron la capilla en el cerro del Calvario encontraron muchos tecorrales que marcaban el límite de calmiles de la gente que allí vivía. Cuando Oculixtlahuacán fue un calpulli y posteriormente un pueblo grande, las gentes del pueblo vivían hasta allá arriba.

El cielo.

El cielo siempre ha sido guía para el ciclo agrícola. En la Hacienda el cielo es limpio y profundo. La gente nombra a las estrellas, a las constelaciones y a nuestra propia galaxia a su manera. La Vía láctea aparece como nube tachonada de estrellas en forma de víbora. Los antiguos la llamaban ‘Mixcoatl’ -de mixtli ‘nube’ y coatl ‘serpiente’-, los españoles le llamaron ‘Camino de Santiago’. A las ‘Pléyades’, por la constelación de Tauro, les llaman las ‘Siete Cabrillas’. Al ‘Cinturón’ de Orión se le conoce como el ‘Arado’. Venus es llamado el ‘Lucero atolero’. ‘Geminis’ es conocido como las ‘Mancuernas’.

Es una preciosidad que provoca delicia ver llover estrellas, o caminar en el campo a la luz de la luna.

La Hacienda se ubica en una zona mineral, por lo que las tormentas suelen ser muy refulgentes y estruendosas. Los rayos rezumban y el día de San Juan se prolongan como quejidos. En noches de tormenta el cielo se ilumina desde lo alto dibujando el paso del fulgor eléctrico. En el pueblo se dice que, además de los rayos, hay centellas que viborean por encima del suelo hasta desaparecer.

Hay historias que se cuentan. La gente dice que por 1940 en La Hacienda llovieron peces. Pudo ser un tornado o torbellino que pasó por donde había algún banco de peces en el mar o en algún río, se llevó esa carga al cielo y, eventualmente, los peces cayeron en La Hacienda habiendo llegado de quién sabe dónde. Otro fenómeno natural que muchos vieron desde el poblado en los años de 1960, fueron unas ‘bolas brillantes’ que flotaban paseando por el cañaveral y lo iluminaban.

Ha sucedido, en tormentas muy fuertes, que el ganado busca agruparse en lo alto de la loma para protegerse. Las reses se entreveran entre sí cabeza, una con la cabeza para un lado y la siguiente hacia el lado opuesto, cruzando su cuerpo hasta quedar lomo con lomo formando, entre todas, un gran cuerpo. Al hacer fuerza común soportan el fuerte viento y el chubasco que a cada una por su lado y por separado se le dificultaría soportar. ¡Hay que aprender de los animales!, me decía mi padre, ¡En tiempos aciagos así nos tenemos que acuerpar nosotros para que entre todos hagamos fuerza y no nos venza la adversidad!

[1] 2000, Jonathan D. Amith. Op, Cit,

[2] Muchas palabras que se utilizan en la Hacienda de Oculixtlahuacán son de origen náhuatl. Es muy conveniente tener un diccionario náhuatl español para saber el significado de lo que se dice. Algunos diccionarios son los siguientes: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/diccionario/diccne_C.pdf.

[3]En 1801 se hizo el siguiente avalúo de la Hacienda con relación a las pilas, tierras de cultivo: Valor de Las Pilas de agua y apancles $751 pesos con 4 reales. Cercas y tecorrales $543 pesos con 6 reales; campos de cultivo de caña $996 pesos con 4 reales. Azúcar en producción en La Hacienda $1,007.00 y 2 reales. Árboles frutales (naranjas, aguacates, mameyes, sidras, ciruelas y plátano) 393.00 pesos y 4 reales” En 2000, Jonathan D. Amith. Op, Cit,

[4] es.slideshare.net/jhoanore/riego-por-melgas

[5] En varios lugares de la región existen leyendas de seres que habitan en los pozos. Véase, por ejemplo, de Delgado Castro, Mario; Los Chaneques (relatos breves) en Leyendas, Narraciones y sucesos extraordinarios de Teloloapan, Guerrero. libroleyendasdeteloloapan.blogspot.mx/2012/06/los-chaneques-relatos-breves.html

[6]  En 1801 el trapiche y casa de calderas fue valuado en $2,275 pesos, las casas de purgar $474 pesos, y el cobre de dos trapiches uno ubicado en La Hacienda y otro en Totoapa fue valuado en $2,360 pesos con un real. Era lo más valioso ya que la residencia de la Hacienda fue valuada en $1,613 pesos con 3.1 reales. 2000, Jonathan D. Amith. Op, Cit,.

[7]  El avalúo que de ellos se hizo en 1801, fue el siguiente trapiche y construcciones en Totoapa $1,578 pesos con dos reales. Caña de azúcar en Totoapa, $1,336 pesos y dos reales, árboles frutales en Totoapa (plátanos, zapote negro, aguacates) más una legua de cerca de madera $321 pesos con 4 reales. Mulas bueyes y equipo $ 2, 071 pesos con 7 reales. En San Antonio Ahuehepan La Hacienda tenía casa y artículos varios con un valor estimado de $506 pesos con 4 reales; ganado bovino y equino (principalmente 513 bueyes, 40 caballos de silla, 97 yeguas y potrillos) $5,132.00 pesos con 4 reales. La hacienda colindaba y disputaba tierras con Huiztac al norte, con Pachivia al noroeste y con Coatepec al Sur. Sus terrenos tenían valor de $9,000.00 pesos. 2000, Jonathan D. Amith. Op, Cit,